Me llamo Ana, soy una mujer de treinta y cinco años de uno setenta de estatura, unos setenta kilos de peso. Como veréis estoy un poco por encima de mi peso, pero eso consigue que si bien, no soy un bellezón, tenga unas buenas tetas y un buen culo. El caso es que me considero una persona muy normalita. Por esto me sorprendió lo que me pasó. Paso a relatarlo.
El día seis de diciembre, fiesta de la constitución, me encontraba en mi casa, bastante aburrida, había visto unas series en la televisión y ya no sabía qué hacer. No quería salir a la calle, así que me fui a la cocina para hacer algo de cena.
Al llegar sonó mi teléfono, una voz muy varonil y desconocida para mí. Me llamó por mi nombre y con una lenta cadencia, casi como un susurro, me proponía si aceptaba un juego de roles sexuales, en el que yo tendría que ir superando diferentes pruebas. Como comprenderéis mi sorpresa era mayúscula, pero mi coño se había mojado. Le pedí que me explicase un poco más del tema, en que consistirían las pruebas y por supuesto que premio tendría. El hombre quedamente me fue contado que las pruebas eran de índole sexual, que se irían complicando con el tiempo. Había un tiempo para cada prueba y cada prueba estaba valorada en diez mil euros, si conseguía reunir todas las pruebas, conseguiría cien mil euros más. Ahora, debería seguir sus instrucciones al pie de la letra. Si por alguna razón, fallaba en una prueba, el juego habría terminado. Me preguntó si lo había entendido bien y si necesitaba alguna aclaración. Yo le dije que todo correcto.
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